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Pago de derechos en la música
Una sinfonía con notas polémicas
Desde 1992, la Sociedad Chilena del Derecho de autor (SCD) está facultada por ley para cobrar dinero con el fin de proteger la propiedad intelectual de sus
Conozca cómo funciona el sistema y las opiniones de algunos productores de eventos penquistas al respecto.
El show de Tommy Rey en la UdeC el 2005 le significó a la Universidad pagar un valor que la Federación de Estudiantes ignoraba y que según ellos, no fue contemplado en el contrato de la actuación de la popular sonora.
Por Ricardo Cárcamo U. Un seguro a la “inspiración”. Muchos no lo saben, pero el simple hecho de hacer un “cover” en una presentación aficionada o sintonizar una emisora de radio en un lugar público trae consigo una importante obligación: el pago de derechos. ¿Por qué?. Siga leyendo... La Sociedad Chilena del Derecho de autor (SCD) está facultada por ley (ver recuadros) para cobrar dinero con el fin de proteger la propiedad intelectual de sus compositores afiliados y asegurarse de que reciban beneficios por la utilización de sus obras. Estas cifras varían de acuerdo a ciertas condiciones, que están contempladas en la ley y en el reglamento de la SCD. FEC vs SCD En el medio penquista, el tema generó variadas opiniones. Uno que se mostró sorprendido cuando conoció la existencia del cobro hace unos meses fue Angelo Bustos, vocal de cultura de la Federación de Estudiantes de la UdeC (FEC). “Nos enteramos cuando la administración de la universidad nos dijo que habían pagado una factura por los shows de Chancho en Piedra y Tommy Rey los años 2004 y 2005, respectivamente. Nos molestó saber de esta medida mucho tiempo después de los espectáculos y que no se nos dijera directamente”. Sin embargo, José Miguel Araneda, que trabaja para la SCD en Concepción hace cinco años, refutó sus dichos y aseguró que “lo que pasó con ellos fue un caso especial, porque sé que estaban muy bien informados. Hemos tenido reuniones con autoridades de la UdeC y dirigentes de la FEC, y en noviembre pasado hicimos una con todos los presidentes de facultades, donde asistió gente de la Federación”. Además, Araneda agregó que “lo que pasó con la FEC es un caso aislado, porque la relación con los demás productores es muy cordial. Conocen el reglamento y generalmente pagan previo al show o pocos días después del espectáculo”. Mayor flexibilidad El conocido productor penquista Kato Senoceaín aseguró que “está bien que se cobre este impuesto, pero creo que falta más flexibilidad. El dinero que se pida debe adaptarse al evento y a la realidad de la ciudad. “tengo que pedir más barato que Santiago, porque si no la gente se queja y no va. Por ejemplo, ahora que vino Manu Chao allá cobró 8 mil la entrada más barata y yo no pude cobrar más de 4 mil para adaptarme a la realidad de la ciudad. Lo mismo debería hacer la SCD al momento de cobrar este impuesto”. Sin embargo, Araneda señaló que “las tarifas son únicas, y no se pueden hacer diferencias entre una ciudad y otra. Lo que se cobra es un porcentaje, que no es arbitario y está establecido en la ley, donde hay un estamento tarifado de acuerdo a las características del evento” (ver recuadros). Dónde va la plata Por ejemplo, no se puede cobrar lo mismo para U2 que para cualquier recital que se haga acá en la ciudad”. El productor agregó que “en mi caso, la SCD me cobra el 5% de las entradas vendidas, y como yo trabajo con el sistema de canje la cifra es muy alta y me perjudica bastante. Además, tengo que pagar otros gastos como hospedajes, traslados y muchas veces salgo “ras ras” al hacer un evento, sin incluir la plata que va para la SCD”. Senoceaín también señaló que no puede solucionar el problema cobrando más caro, porque refiere al destino del dinero que recauda la SCD. “Yo por lo menos no sé dónde va la plata. Falta más transparencia para saber qué se hace con lo que juntan, que debería ir para los autores e intérpretes”, señaló Kato Senoceaín. Y según dijo José Miguel Araneda, allí es dónde va el dinero. “Los fondos recaudados se reparten íntegramente entre los autores nacionales y extranjeros que están afiliados a la SCD, en proporción a cuánto estén sonando en las radios, las apariciones que tengan en los medios y los eventos en que participen”. Además, el organismo fue la primera sociedad de derechos de América Latina en contar con una certificación internacional ISO 9001:2000, norma que acredita que sus procedimientos están documentados y son revisados permanentemente. Por otra parte, Kato también aprovechó de enviar un recado por lo que ha pasado con la Banda San Andrés, grupo del que es miembro. “Yo siempre les he preguntado cuánta plata han ganado ellos cuando nuestra banda, que hace unos años sonaba harto en las radios. Llevamos diez años, cinco discos y nunca hemos recibido un peso”. Respecto a esta situación, Araneda indicó que “Kato siempre ha discutido eso, pero no va a recibir dinero si no está afiliado a la Sociedad. Cuando un grupo no está inscrito y toca temas propios, inéditos, no hay derechos que pagar, pero eso cambia si hacen covers o interpretan temas de otro autores. Ahí cambia la situación”.
Los precios En cuanto a las tarifas que cobra la SCD -que fueron publicadas en el diario oficial el 13 de febrero de 1993- ellas varían de acuerdo al lugar, el evento y el tipo de utilización que se haga de las obras. Por ejemplo, para los shows con cobro de entrada como conciertos, recitales de música sinfónica y no sinfónica y festivales, se cobra un 5% por derechos de autor y un 2,5% por derechos conexos de la entrada bruta por función, con el solo descuento del IVA. En el caso de que usen fonogramas, se agrega un 2,5% por derechos conexos en proporción al uso que se haga de ellos en el programa. La cosa cambia para los shows gratuitos, donde el valor corresponde a un 50% del precio establecido para espectáculos análogos pagados. El valor mínimo de la localidad, incluido el descuento, no podrá ser inferior a mil 899 pesos, y sobre ella se calculará el 5% de derecho de autor y el 2.5% por derechos conexos. Para las discotecas, la tarifa corresponde al 2% mensual por derechos de autor y el 1% mensual por derechos conexos de sus ingresos brutos, con la sola deducción del IVA. Por otra parte, los lugares en se que toque música como aeropuertos, gimnasios y casinos, deben cancelar un monto de acuerdo a los metros cuadrados que tenga el lugar, lo mismo que ocurre cuando se hacen eventos como desfiles de moda. Cabe recordar que la utilización de las obras cuyos autores han fallecido hace 50 años o más quedan están exentas de pago, pues son consideradas de dominio público
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¿Y UD CREE QUE ASI LA MUSICA CHILENA PODRA AVANZAR???
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Pago de derechos en la música
Una sinfonía con notas polémicas
Desde 1992, la Sociedad Chilena del Derecho de autor (SCD) está facultada por ley para cobrar dinero con el fin de proteger la propiedad intelectual de sus
Conozca cómo funciona el sistema y las opiniones de algunos productores de eventos penquistas al respecto.
El show de Tommy Rey en la UdeC el 2005 le significó a la Universidad pagar un valor que la Federación de Estudiantes ignoraba y que según ellos, no fue contemplado en el contrato de la actuación de la popular sonora.
Por Ricardo Cárcamo U. Un seguro a la “inspiración”. Muchos no lo saben, pero el simple hecho de hacer un “cover” en una presentación aficionada o sintonizar una emisora de radio en un lugar público trae consigo una importante obligación: el pago de derechos. ¿Por qué?. Siga leyendo... La Sociedad Chilena del Derecho de autor (SCD) está facultada por ley (ver recuadros) para cobrar dinero con el fin de proteger la propiedad intelectual de sus compositores afiliados y asegurarse de que reciban beneficios por la utilización de sus obras. Estas cifras varían de acuerdo a ciertas condiciones, que están contempladas en la ley y en el reglamento de la SCD. FEC vs SCD En el medio penquista, el tema generó variadas opiniones. Uno que se mostró sorprendido cuando conoció la existencia del cobro hace unos meses fue Angelo Bustos, vocal de cultura de la Federación de Estudiantes de la UdeC (FEC). “Nos enteramos cuando la administración de la universidad nos dijo que habían pagado una factura por los shows de Chancho en Piedra y Tommy Rey los años 2004 y 2005, respectivamente. Nos molestó saber de esta medida mucho tiempo después de los espectáculos y que no se nos dijera directamente”. Sin embargo, José Miguel Araneda, que trabaja para la SCD en Concepción hace cinco años, refutó sus dichos y aseguró que “lo que pasó con ellos fue un caso especial, porque sé que estaban muy bien informados. Hemos tenido reuniones con autoridades de la UdeC y dirigentes de la FEC, y en noviembre pasado hicimos una con todos los presidentes de facultades, donde asistió gente de la Federación”. Además, Araneda agregó que “lo que pasó con la FEC es un caso aislado, porque la relación con los demás productores es muy cordial. Conocen el reglamento y generalmente pagan previo al show o pocos días después del espectáculo”. Mayor flexibilidad El conocido productor penquista Kato Senoceaín aseguró que “está bien que se cobre este impuesto, pero creo que falta más flexibilidad. El dinero que se pida debe adaptarse al evento y a la realidad de la ciudad. “tengo que pedir más barato que Santiago, porque si no la gente se queja y no va. Por ejemplo, ahora que vino Manu Chao allá cobró 8 mil la entrada más barata y yo no pude cobrar más de 4 mil para adaptarme a la realidad de la ciudad. Lo mismo debería hacer la SCD al momento de cobrar este impuesto”. Sin embargo, Araneda señaló que “las tarifas son únicas, y no se pueden hacer diferencias entre una ciudad y otra. Lo que se cobra es un porcentaje, que no es arbitario y está establecido en la ley, donde hay un estamento tarifado de acuerdo a las características del evento” (ver recuadros). Dónde va la plata Por ejemplo, no se puede cobrar lo mismo para U2 que para cualquier recital que se haga acá en la ciudad”. El productor agregó que “en mi caso, la SCD me cobra el 5% de las entradas vendidas, y como yo trabajo con el sistema de canje la cifra es muy alta y me perjudica bastante. Además, tengo que pagar otros gastos como hospedajes, traslados y muchas veces salgo “ras ras” al hacer un evento, sin incluir la plata que va para la SCD”. Senoceaín también señaló que no puede solucionar el problema cobrando más caro, porque refiere al destino del dinero que recauda la SCD. “Yo por lo menos no sé dónde va la plata. Falta más transparencia para saber qué se hace con lo que juntan, que debería ir para los autores e intérpretes”, señaló Kato Senoceaín. Y según dijo José Miguel Araneda, allí es dónde va el dinero. “Los fondos recaudados se reparten íntegramente entre los autores nacionales y extranjeros que están afiliados a la SCD, en proporción a cuánto estén sonando en las radios, las apariciones que tengan en los medios y los eventos en que participen”. Además, el organismo fue la primera sociedad de derechos de América Latina en contar con una certificación internacional ISO 9001:2000, norma que acredita que sus procedimientos están documentados y son revisados permanentemente. Por otra parte, Kato también aprovechó de enviar un recado por lo que ha pasado con la Banda San Andrés, grupo del que es miembro. “Yo siempre les he preguntado cuánta plata han ganado ellos cuando nuestra banda, que hace unos años sonaba harto en las radios. Llevamos diez años, cinco discos y nunca hemos recibido un peso”. Respecto a esta situación, Araneda indicó que “Kato siempre ha discutido eso, pero no va a recibir dinero si no está afiliado a la Sociedad. Cuando un grupo no está inscrito y toca temas propios, inéditos, no hay derechos que pagar, pero eso cambia si hacen covers o interpretan temas de otro autores. Ahí cambia la situación”.
Los precios En cuanto a las tarifas que cobra la SCD -que fueron publicadas en el diario oficial el 13 de febrero de 1993- ellas varían de acuerdo al lugar, el evento y el tipo de utilización que se haga de las obras. Por ejemplo, para los shows con cobro de entrada como conciertos, recitales de música sinfónica y no sinfónica y festivales, se cobra un 5% por derechos de autor y un 2,5% por derechos conexos de la entrada bruta por función, con el solo descuento del IVA. En el caso de que usen fonogramas, se agrega un 2,5% por derechos conexos en proporción al uso que se haga de ellos en el programa. La cosa cambia para los shows gratuitos, donde el valor corresponde a un 50% del precio establecido para espectáculos análogos pagados. El valor mínimo de la localidad, incluido el descuento, no podrá ser inferior a mil 899 pesos, y sobre ella se calculará el 5% de derecho de autor y el 2.5% por derechos conexos. Para las discotecas, la tarifa corresponde al 2% mensual por derechos de autor y el 1% mensual por derechos conexos de sus ingresos brutos, con la sola deducción del IVA. Por otra parte, los lugares en se que toque música como aeropuertos, gimnasios y casinos, deben cancelar un monto de acuerdo a los metros cuadrados que tenga el lugar, lo mismo que ocurre cuando se hacen eventos como desfiles de moda. Cabe recordar que la utilización de las obras cuyos autores han fallecido hace 50 años o más quedan están exentas de pago, pues son consideradas de dominio público
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¿Y UD CREE QUE ASI LA MUSICA CHILENA PODRA AVANZAR???
1 comentarios:
la musica los libros el arte en Chile bien poco puede avansar si se cobran preciosa tan elevados
asi es mas facil quedarse en la cama viendo sqp mas barato!!!
elñ arte sin duda que por sus precios no llega a todos por igual
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